martes, 21 de octubre de 2008

Soberbia Pla.


Alto, con el peinado tenso hacia atrás, ingresó levantando el mentón, como si fuera a dirigir un desfile militar. Carlos Esteban Pla, miró por sobre el hombro a una mujer, su mujer, le levantó el pulgar y le guiñó un ojo. El hombre que era "dueño de la vida y la muerte" durante la dictadura militar, permanece erguido, rígico, por momentos irónico. El ruido repetitivo de los flashes de las máquinas fotográficas parecen no alterarlo. Gesticula, lee el diario, mira por sobre las páginas. Comenta las noticias.

Un fotógrafo vuelve a disparar y entonces Pla lo mira fijo, le dice que espere a que se acomode el traje, nos mira de arriba y abajo, amenazante. Lo miro fijo, no le tengo miedo, le disparo cinco disparos que seguramente le harán recordar los disparon con la 9 milímetros reglamentaria del Ejército, con su mano izquierda con la que -dice el expediente- le disparó a muy pocos centímetros de la nuca a Graciela Fiochetti en Salinas del Bebedero. Aun, en el banquillo de los acusados, Pla no abandona la soberbia, mira y vuelve a amenazar.

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