miércoles, 29 de octubre de 2008

Cuarto intermedio hasta el lunes.

El juicio por los delitos de lesa humanidad pasó a cuarto intermedio hasta el lunes tras haberse leído hoy las indagatorias que correspondió a cada uno de los imputados tanto en 1986 como en las últimas declaraciones del 2007. Así el Tribunal Oral federal dejó culminada esta etapa que perteneció a la defensa de los imputados para que pudieran tener el derecho a la palabra o al silencio.
Durante la mañana se leyeron las declaraciones de Fernández Gez, Pérez, Becerra y Orozco. La jornada no tuvo otros testimonios luego de la declaración del ex sub jefe del Departamento Informaciones de la Policía Juan Carlos Pérez.
El lunes próximo el turno será de la querella y se estima que el primero en declarar será el "Gringo Fernández", presente en la sala y una de las víctimas de secuestro y torturas.

Secuestro: El 21 de septiembre de 1976. Dormía junto a su mujer René Lucía Alba, también empleada del Ministerio del Trabajo. Disparos hechos con armas poderosas lo despertaron sorpresivamente. Pegó un salto de la cama pero un fuerte golpe en la cabeza lo desplomó. Los militares habían volteado, a balazos y a patadas, la puerta de su casa y habían ingresado por la fuerza cuando todos dormían. La mujer y los nenes lloraban y gritaban aterrorizados. A "El Gringo” lo golpeaban y lo insultaban.
A los veintiséis años, sus fuerzas eran doblegadas para maniatarlo y vendarlo; lo subieron a un camión y lo trasladaron a la Comisaría de La Toma.
Lo llevaron a la Jefatura de Policía donde el Capitán Pla se adueñó de su vida. Allí lo siguieron torturando hasta inutilizarle el brazo derecho de tantos golpes. En el lugar vio a otro chico muy golpeado, sentado en una silla temblando, luego se enteraría que era Pedro Ledesma. Allí le hicieron firmar una vez el acta de liberación, lo subieron vendado a un auto y lo llevaron.
Lo trasladaron esposado durante unos quince minutos con rumbo desconocido. En un lugar lo tiraron casi inconciente, aunque para los represores estaba muerto. Como pudo, se desató y volvió a su pueblo de La Toma.
A los dos días lo vinieron a buscar y se lo llevaron nuevamente a San Luis. En los distintos sitios de detención y tortura, estuvo cerca de tres meses hasta que un día lo liberaron. "Ese día un militar me fue a buscar y me dijo: vos te vas, no tenés nada que ver, te pedimos disculpas". Se retiró de La Toma para vivir en Villa Mercedes.
(En la foto, Fernández dialoga con su abogado Ponce)

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